Por primera vez en la historia del país, México elegirá mediante voto popular a quienes ocuparán los puestos más altos del Poder Judicial. Juezas, magistrados, ministras y miembros del nuevo Tribunal de Disciplina Judicial no serán designados por élites políticas ni por pactos en lo oscurito: serán electos por la ciudadanía.
Parece un avance democrático. Pero también representa un terreno fértil para los intereses más peligrosos si dejamos el proceso en manos del desinterés, la ignorancia o la manipulación.
Esta elección no es solo un trámite legalista. Es una disputa profunda por el rumbo ideológico de la justicia mexicana. Una batalla que, si no peleamos con conciencia, puede costarnos derechos, libertades y décadas de lucha feminista, progresista y de justicia social.
¿Qué se elige en 2025 y por qué importa?
El próximo 1 de junio de 2025 se renovarán 881 cargos judiciales federales. Entre ellos:
- 9 ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)
- 2 magistradas/os de la Sala Superior del TEPJF
- 15 magistraturas regionales
- 464 magistraturas de circuito
- 386 juezas/es de distrito
- Y por primera vez: 5 integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial
Este último, sustituye al Consejo de la Judicatura y tendrá el poder de sancionar, evaluar y decidir sobre la permanencia de los jueces. ¿Suena técnico? Lo es. Pero también profundamente político: son las personas que tendrán en sus manos decisiones clave sobre aborto, derechos humanos, libertad de expresión, justicia para víctimas, pueblos indígenas, corrupción, migración y más.
¿Qué pasa si gana la derecha ultraconservadora?
Piénsalo: los jueces no son neutrales. Ningún sistema de justicia lo es. Sus decisiones están cargadas de visión del mundo, de ideología, de principios (o de negocios).
Si logran posicionarse candidatos y candidatas de corte ultraconservador, antiaborto, clasista, autoritario o ligados a intereses económicos oscuros, tendremos un Poder Judicial que retroceda en derechos fundamentales.
¿De verdad queremos que quienes juzguen casos de feminicidio, abusos del Estado o criminalización de activistas piensen que “la mujer provocó”, que “la policía siempre tiene razón” o que “la protesta social es terrorismo”?
Esta elección no es neutra: es una disputa entre quienes defienden derechos y quienes los quieren pisotear con toga y martillo.
Los riesgos son reales: narco, corrupción y falta de filtros
Aunque se presenta como un gran ejercicio democrático, la elección judicial llega llena de sombras:
- Hay candidatas como Silvia Delgado, exabogada de “El Chapo” Guzmán, o Fernando Escamilla, relacionado con Los Zetas.
- El filtro del INE para evitar que lleguen personas con antecedentes penales o violencia de género solo se aplicará después de la elección, lo que significa que podrías votar por alguien que luego resulte vinculado al crimen.
- Y lo más grave: hay un enorme desconocimiento sobre qué hace el Poder Judicial. Muchas personas votarán sin saber qué implica, quiénes son los perfiles o qué posturas defienden.
La apatía será su mejor aliada.
¿Justicia popular o populismo judicial?
Este experimento puede parecer una victoria ciudadana: “el pueblo elige a sus jueces”. Pero sin educación cívica, sin participación consciente, sin exigencia colectiva, este proceso se puede convertir en un arma populista.
Votar a ciegas no es democrático. Dejar que los algoritmos decidan por ti tampoco lo es. La ultraderecha sabe hacer campañas, tiene dinero, bots, discursos emocionales. Y está lista para infiltrar esta elección con candidaturas “disfrazadas” de independencia.
¿Por qué importa que tú participes?
Porque la justicia va a decidir si puedes abortar, si puedes marchar, si puedes ser libre de ser quien eres sin ser criminalizada.
Porque si tú no votas, alguien más decidirá por ti.
Porque si dejamos el camino libre, los jueces serán elegidos por el dinero, por el narco, por los mismos que llevan años impunes.
Participar es resistir. Votar informado es proteger derechos. Este 2025 no solo se trata de “ir a la casilla”, se trata de ponerle nombre y cara al tipo de justicia que queremos en este país.
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¿Qué podemos hacer ahora?
📌 Infórmate sobre quiénes son las personas candidatas.
Hay ya materiales en el portal del INE y algunas plataformas civiles que están empezando a perfilar las trayectorias de aspirantes. Revisa su historial. ¿Han defendido derechos humanos? ¿Tienen posturas públicas? ¿Tienen denuncias?
📌 Difunde entre tus redes.
Haz que este tema esté en la mesa. No permitas que pase como una elección más. Usa tus redes para cuestionar, compartir, evidenciar.
📌 Exige debates, posturas y transparencia.
Si van a ser jueces del pueblo, que hablen con el pueblo. Que se posicionen. Que rindan cuentas.
Conclusión: No es solo una elección, es una advertencia
El Poder Judicial tiene la última palabra en muchas decisiones que afectan nuestras vidas. Si no actuamos ahora, pueden convertir los tribunales en trincheras del odio, del conservadurismo y del privilegio.
Esta es una oportunidad histórica, sí. Pero también una advertencia.
Que no digamos después “no sabíamos”.
Que no se repita el silencio de siempre.
Que seamos nosotras, nosotros, nosotres, quienes decidamos quién puede juzgar a México.
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