En los últimos años hemos segudio de cerca como ha ido creciendo una tendencia preocupante y regresiva conocida como el movimiento “tradwife“. Este fenómeno, popularizado por figuras influyentes en redes sociales, presenta una imagen idílica de mujeres que eligen vivir bajo roles de género estrictamente tradicionales, sometiéndose a la autoridad masculina y dedicándose por completo al hogar y la familia. Aunque presentado como una elección personal y empoderadora, el estilo de vida tradwife es, sin duda, un retroceso histórico que amenaza con deshacer décadas de progreso feminista.
¿Qué es una Mujer Trad-wife?
El término “tradwife” proviene de la combinación de “traditional wife” (esposa tradicional). Las “tradwifes” o esposas tradicionales son un retroceso monumental a tiempos donde las mujeres eran vistas como meras servidoras del hogar y de los deseos masculinos.
Este concepto describe a mujeres que eligen, o se ven obligadas a elegir, roles tradicionales de género, dedicándose exclusivamente al hogar y a la familia, mientras celebran y promueven una vida centrada en la sumisión a la autoridad masculina, la crianza de los hijos en casa, y una estética vintage. Las tradwives no solo visten ropa de estilo retro y decoran sus hogares de manera tradicional, sino que además venden una peligrosa ilusión de perfección y felicidad que está anclada en la opresión y el control patriarcal.
La influencia de las redes sociales
El movimiento de las tradwives ha ganado popularidad en Estados Unidos, especialmente como una contrarrespuesta al movimiento feminista. Las feministas buscan la equidad entre los géneros, mientras que las tradwives abogan por un retorno a los roles de género estrictamente definidos. Este estilo de vida es promovido en redes sociales por varias influencers, quienes muestran con orgullo su dedicación a las tareas domésticas y su sumisión a sus esposos.
Una de las figuras más reconocidas de este movimiento es Estee Williams, una influencer americana que, con sus videos de “vida de mamá” y “esposa tradicional”, ha ganado tanto alabanzas como críticas. Williams no solo muestra con orgullo su vida de sumisión y dedicación exclusiva al hogar, sino que ha revelado recientemente en una entrevista con The Times aspectos más oscuros de su vida.
Contó cómo sacrificó todos sus sueños y su vida completa para mudarse a un pueblo mayoritariamente mormón, siguiendo los deseos de su esposo. Esto es un retroceso absoluto en la división de las tareas de cuidado y crianza. La promoción de una vida donde la mujer está encadenada a la casa y sometida a los deseos del esposo es una afrenta directa a décadas de lucha feminista.
La sumisión a la autoridad masculina: un retroceso innegable
Uno de los pilares fundamentales del movimiento tradwife es la creencia en la sumisión a la autoridad masculina. Las mujeres que adoptan este estilo de vida afirman que es su deber someterse a sus maridos, tanto en las decisiones del hogar como en la vida en general. Estee Williams, en sus videos, recalca la importancia de esta sumisión, argumentando que es una forma de fortalecer la familia y el matrimonio.
Sin embargo, esta dinámica perpetúa una estructura de poder desequilibrada y opresiva, donde la voz y las necesidades de la mujer son siempre secundarias. Este modelo no solo es dañino para las mujeres, sino que refuerza estereotipos de género obsoletos y perjudiciales, limitando las oportunidades de crecimiento personal y profesional de las mujeres.
El Movimiento Trad-wife es un retroceso
Desde una perspectiva feminista, el movimiento tradwife no es solo un retroceso, sino una traición a la lucha por la equidad de género. Mientras el feminismo aboga por la autonomía y el empoderamiento de las mujeres, las tradwives promueven una vida de dependencia y sumisión. Esta ideología no solo limita a las mujeres, sino que también perpetúa una estructura social patriarcal que ha oprimido a las mujeres durante siglos.
El romanticismo asociado a la estética vintage y las prácticas tradicionales de las tradwives oculta las duras realidades de esta elección de vida. Detrás de los vestidos bonitos y los hogares impecablemente decorados, muchas mujeres enfrentan una pérdida de identidad y una falta de realización personal. El sacrificio de sus sueños y aspiraciones personales en nombre de la sumisión y la dedicación al hogar es un precio demasiado alto a pagar.
La división injusta de las tareas de cuidado y crianza
Uno de los aspectos más criticados del movimiento tradwife es su impacto en la división de las tareas de cuidado y crianza. Al promover la idea de que las mujeres deben dedicarse exclusivamente al hogar, se refuerzan los roles de género tradicionales que asignan a las mujeres la responsabilidad principal de cuidar a los hijos y mantener la casa. Esto perpetúa la desigualdad de género en el ámbito doméstico y refuerza la injusticia de esperar que las mujeres asuman todas estas responsabilidades sin el apoyo adecuado.
La crianza de los hijos y las tareas del hogar son responsabilidades que deben ser compartidas equitativamente entre hombres y mujeres. El modelo tradwife, al proponer que las mujeres deben asumir estas responsabilidades de manera exclusiva, ignora la importancia de la equidad en la pareja y en la familia. Esta falta de equidad no solo afecta a las mujeres, sino que también impone una presión injusta sobre los hombres, quienes pueden sentirse obligados a ser los únicos proveedores financieros de la familia.
Feminismo vs. Tradwife: la lucha moderna
El feminismo ha luchado durante décadas por la igualdad de género y por el derecho de las mujeres a tomar decisiones sobre sus propias vidas. En contraste, el movimiento tradwife aboga por un retorno a roles de género que limitan la autonomía y el empoderamiento de las mujeres. Esta dicotomía subraya la importancia de continuar la lucha por los derechos de las mujeres y de desafiar las ideologías que perpetúan la desigualdad.
El feminismo reconoce y valora la diversidad de experiencias y elecciones de las mujeres, y aboga por un mundo donde todas las mujeres puedan vivir de acuerdo con sus propios valores y aspiraciones. En contraste, el movimiento tradwife impone una visión rígida y limitada de lo que significa ser una mujer, basada en un ideal romántico de una época pasada que no refleja las complejidades y realidades del mundo moderno.
La idealización engañosa de la vida doméstica
Las tradwives idealizan la vida doméstica, presentándola como una elección plena de gratificación y felicidad. Sin embargo, esta idealización es engañosa y perjudicial. La realidad de la vida doméstica puede ser agotadora y aislante, especialmente cuando se espera que las mujeres asuman todas las responsabilidades sin el apoyo adecuado. La presión para mantener una imagen perfecta en las redes sociales solo aumenta el estrés y la insatisfacción.
Es crucial reconocer que la vida doméstica y la crianza de los hijos son trabajos valiosos y significativos, pero deben ser compartidos equitativamente y valorados de manera justa. La glorificación de la sumisión y la dedicación total al hogar, como promueven las tradwives, no debe ser vista como el único camino hacia la realización personal y la felicidad.
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Cambiemos de discurso
Para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria, es fundamental promover un discurso inclusivo y diverso que reconozca y valore todas las formas de vida. Las mujeres deben tener la libertad de elegir sus propios caminos, ya sea en el hogar, en el trabajo o en cualquier otro ámbito. La crítica al movimiento tradwife no busca desvalorizar la elección de dedicarse al hogar, sino cuestionar la ideología que impone esta elección como la única opción válida y deseable para las mujeres.
El feminismo aboga por un mundo donde las mujeres tengan acceso a las mismas oportunidades y derechos que los hombres, y donde puedan tomar decisiones sobre sus propias vidas sin ser limitadas por roles de género tradicionales. Este enfoque inclusivo y diverso es esencial para crear una sociedad más equitativa y justa para todas las personas.
El movimiento trad-wife amenaza a la igualdad de género
El movimiento tradwife, con su enfoque en la sumisión y los roles de género tradicionales, es una amenaza directa a los avances logrados por el feminismo en la lucha por la igualdad de género. Este estilo de vida no solo limita a las mujeres, sino que perpetúa una estructura social patriarcal que ha oprimido a las mujeres durante siglos. La promoción de la sumisión y la dedicación total al hogar no es un acto de empoderamiento, sino una estrategia para mantener a las mujeres en una posición de dependencia y subordinación.
Es esencial continuar cuestionando y desafiando las ideologías que perpetúan la desigualdad de género. La lucha por la igualdad no ha terminado, y debemos seguir abogando por un mundo donde todas las personas, independientemente de su género, tengan la libertad y las oportunidades de vivir de acuerdo con sus propios valores y aspiraciones. La crítica al movimiento tradwife es una parte importante de esta lucha, y debemos seguir trabajando para desmantelar las estructuras de opresión y construir una sociedad más justa y equitativa para todos.
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