En la era de las redes sociales, donde las opiniones personales pueden difundirse y magnificarse rápidamente, la polémica generada por comentarios de figuras públicas puede desencadenar discusiones que van más allá de la mera anécdota, llegando a tocar fibras sensibles de identidad cultural y coexistencia en sociedades multiculturales. Este es el caso de la modelo estadounidense Breanna Claye, cuyos comentarios sobre una tradición musical en la Ciudad de México desataron una serie de reacciones que reflejan la complejidad de la convivencia global en tiempos modernos.
¿Quién es la modelo extranjera?
Breanna Claye es una modelo estadounidense que, hasta hace poco, gozaba de reconocimiento en el ámbito de la moda y contaba con el respaldo de una destacada agencia de modelaje. Radicada en la Ciudad de México, Claye se encontraba inmersa en una cultura rica y diversa, muy distinta a su país de origen.
¿Qué dijo Breanna Claye?
La controversia comenzó cuando Claye compartió en su cuenta de Instagram una serie de historias expresando su desagrado por la música de los organilleros, calificándola como “contaminación auditiva”. Desde su ventana, el sonido de estos músicos tradicionales se convirtió en motivo de frustración para la modelo, quien sugirió a sus seguidores no apoyar económicamente esta práctica. Estos comentarios, hechos públicamente en una plataforma con un alcance global, no tardaron en generar un intenso debate.
@hipequinenzando Increible como se expresan de nuestra cultura. #gentrificacionmexico #gentrificacioncdmx #parquemexico ♬ sonido original – Quinenzrinando
¿Qué consecuencias ha habido hasta ahora?
La reacción de la comunidad en línea fue rápida y contundente, especialmente entre los usuarios mexicanos, quienes defendieron la tradición de los organilleros como parte integral del patrimonio cultural del país. La polémica escaló a tal grado que la agencia que representaba a Claye anunció la terminación de su contrato, argumentando que sus declaraciones no reflejaban los valores de la organización. Este desenlace destaca la importancia de la imagen y los valores en el ámbito profesional, especialmente en industrias creativas y públicas como la moda.
¿Y la libertad de expresión?
Cuando la modelo estadounidense Breanna Claye criticó la música de los organilleros en la Ciudad de México, muchos saltamos a defender una parte querida de nuestra cultura. Pero este momento nos da la oportunidad de parar y pensar: ¿Cómo podemos proteger nuestras tradiciones sin quitarle a otros la libertad de decir lo que piensan?
Lo bueno de defender nuestra cultura
Defender nuestra cultura es mostrarle al mundo lo orgullosos que estamos de nuestras raíces, de la música, la comida, las fiestas y todo lo que hace especial a México. Es una manera de decir, “Esto somos y nos encanta”. Cuando alguien de fuera no entiende o critica una parte de nuestra cultura, es natural querer explicarle por qué es importante para nosotros.
Pero, ¿y si no les gusta?
Aquí está el detalle complicado. Vivimos en un mundo lleno de gente diferente. Lo que a uno le parece la mejor música del mundo, a otro le puede parecer un ruido molesto. Y está bien. En México, nos enorgullece ser un país megadiverso, donde la gente puede pensar y expresarse libremente. Eso significa que a veces vamos a escuchar opiniones que no nos gustan o con las que no estamos de acuerdo.
Tenemos que encontrar el balance
La clave está en cómo respondemos a esas opiniones. Si alguien dice algo sobre nuestra cultura que no nos gusta, tenemos dos caminos: podemos enojarnos y tratar de callarlos, o podemos explicarles nuestro punto de vista, compartirles por qué eso que critican es tan especial para nosotros. Al final, el objetivo no es hacer que todos piensen igual, sino entender que todos venimos de lugares diferentes, con experiencias distintas, y eso está bien.
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El tono si importa
Cómo decimos las cosas es tan importante como lo que decimos. Si Breanna hubiese expresado su opinión de otra manera, quizás la reacción no habría sido tan fuerte. De la misma manera, si nosotros respondemos a críticas con respeto y tratamos de entender de dónde vienen, podemos convertir un desacuerdo en una conversación interesante.
Defender nuestra cultura no significa silenciar a los demás. Significa estar abiertos a explicar, a compartir, a enseñar. Y también estar dispuestos a escuchar, porque a veces, en esas diferencias y en esos desacuerdos, es donde más aprendemos. En un México tan rico y diverso, hay espacio para todas las voces, incluso para las que no suenan como esperábamos. La próxima vez que alguien critique algo que amamos, recordemos: la meta es construir puentes, no muros.
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¿Cómo se relaciona esto con la gentrificación?
La controversia desatada por los comentarios de Breanna Claye sobre la música de los organilleros en la Ciudad de México no solo toca temas de diversidad cultural y libre expresión, sino que también se inserta en el contexto más amplio de la gentrificación y el auge de los nómadas digitales en el país. Este fenómeno, caracterizado por la llegada de extranjeros que, atraídos por el coste de vida, la riqueza cultural y la tecnología disponible, eligen vivir y trabajar en México, plantea nuevos retos y reflexiones sobre cómo la presencia de estas comunidades impacta en las tradiciones locales y en la percepción de lo que constituye el “espacio público”.