Afrontar la pérdida de una mascota puede ser difícil. No nos preparan para esto, ni siquiera es un tema del que se hable con normalidad en ningún lugar.
Esta historia sin lugar a dudas, formará parte de la entrega “los momentos más siginificativos de mi vida”.
Aquellas personas que hayan tenido la fortuna de haber acogido a una mascota sabrán que estos pequeños seres de 4 patas tienen la habilidad de marcar nuestras vidas por siempre.
De enseñarnos a querer sin esperar absolutamente nada de vuelta más que su bienestar, a estar dispuestos a cambiar nuestra vida por compartir bellos momentos con ellos/ellas y cuando llega el momento, sacar la valentía que no sabíamos teníamos cuando enferman. Vivir la enfermedad de una mascota pone a prueba la asertividad de toda persona, esa delgada línea entre luchar contra todo pronóstico y leer en su mirada el dolor de la enfermedad para atrevernos a decir “adelante con la eutanasia”
Mi historia
Esta historia comienza con una minina que nació en la calle, sin nombre y que durante 2 meses tuvo que aprender a cuidar de sí misma, a conseguir su propio alimento o bien, pasar días sin comer y con la esperanza del día siguiente poder encontrar algo que guardara su estómago siendo un lujo encontrar algo de buen sabor.
Esta historia comenzó con una gatita en situación de calle y terminó siendo el ser más especial que pudo llegar a mi vida.
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Ella, de complexión sumamente delgada, hipnotizantes ojos verde-amarillo y pelaje gris lleno de rayas negras con un hermoso mechón brillante negro que conservó hasta el último de sus días en la parte posterior de su cabeza y que recorría todo su lomo hasta unirse a la cola,
Bien dicen que
Aún recuerdo ver llegar a mi hermana con una caja de zapatos entreabierta, al abrirla pude apreciar a esta hermosa, valiente y cariñosa gatita, elevando sus hermosas orejas que se movían de un lado a otro, una nariz tan diminuta y de un color negro intenso, con unos inigualables y gigantes bigotes, aceptó de inmediato mis brazos y caricias, las cuales iban al sonoro ronroneo, ¡la primera vez que los escuché parecía una moto a punto de arrancar a toda velocidad! Gracias vida por haber tenido a mi mamá de viaje ese fin de semana.
Y bueno, se llegó el día en que mi mamá volvía a casa, ¡sí!, fue el desastre que nos imaginábamos, vino un rotundo no, después el discurso de ser una gran responsabilidad y finalmente la negociación de condicionar viviera con nosotros a cambio de yo encargarme de todo, acepté sin saber todo lo que implicaría cuidar de una vida más allá de la mí, pero esta aventura duró 17 años.
Piky estuvo en los momentos más cotidianos y especiales de mi familia, navidades, cumpleaños, siempre ahí esperando lamer algo de su elección, aunque el agua de la pecera siempre fue su favorita, el 5to escalón de nuestras escaleras siempre fue su favorito para darnos la bienvenida acompañado de un maullido que para mí significaba que me había extrañado.
Por supuesto que en 17 años pasaron tantas cosas, me casé y ella vino conmigo a la nueva casa, me embaracé y ella pasó de dormir en mis pies a buscar dormir en mi abdomen, mi familia y yo pasamos por algunas cirugías y Piky como fiel enfermera siempre acompañando nuestras peores noches y buscando dormir sobre nosotros para darnos calor y amor. Vino el divorcio y también el cambio a una nueva casa a donde siempre se adaptó inmediatamente, pero para este último cambio de hogar, ella ya tenía 16 años, caminaba muy lento y cada vez hacía menos actividad, llevaba sus ojos con una tela que fue incurable y disminuyó su visión y luego, vino la peor noticia.
Un día de febrero de 2021 habiéndonos acompañado de un positivo COVID-19 complicado Piky tuvo un episodio prolongado de vómito y sed excesiva, algo no andaba bien….
Y así fue, no siempre las cosas pueden ser como quisiéramos y aunque yo sabía que ya era una gatita de edad avanzada, en mis mejores sueños quería que Piky pudiera estar conmigo por más tiempo.
Su veterinario, después de hacer un estudio de sangre me dio una de las noticias más tristes que en ese consultorio pude recibir: insuficiencia renal crónica.
¡Toma terapia psicológica con perspectiva de género!
Tú eliges a tu psicoterapeuta, y mejor aún; si no te gusta tu primera sesión, te devolvemos tu dinero.
La insuficiencia renal crónica puede producirse en gatos de todas las edades, pero generalmente se ve en gatos de media y avanzada edad, y es más común a medida que aumenta la edad. Se estima que alrededor de uno de cada 5 gatos de más de 15 años presenta fallo renal. En general, la insuficiencia renal, se da hasta tres veces más en gatos que en perros.
Su pronóstico no fue nada alentador, todo lo que se haría sería para darle una calidad de vida, la insuficiencia renal estaría con nosotras hasta el final de los días de Piky.
Dieta especial, medicación diaria, mañana y noche, fueron algunos de los ajustes…
Veo hacia atrás este episodio de nuestras vidas y fue sumamente doloroso, complicado y con muchos altibajos, estresante por el presupuesto que requería para ser atendida mes con mes y doloroso ya que aun y con todo el compromiso de cuidarla, ser sumamente higiénica, ella se veía cada vez más desgastada y cansada.
Una noche que llegué a casa de trabajar, Piky no bajó al tradicional escalón del saludo, ni pegó un brinco a mi cama para dormir… al buscarla me di cuenta de que estaba arrinconada en mi vestidor, con poco tono muscular, sus encías casi blancas y un olor que jamás olvidaré que emanaba de su hocico.
A primera hora del día ya estábamos con su veterinario, y nuevamente no había buenas noticias… Piky no estaba mejorando y su organismo ya no respondía al tratamiento, ¿siguiente parada? diálisis.
Durante una semana, Piky pasaba todo el día con su veterinario, infiltrada e intentando mejorías y por las noches estaba conmigo, pasando la noche en su espacio, con mamá y por supuesto, esperando el momento. Teníamos todo para su comodidad:
- Pañales;
- Toallitas húmedas para limpiar,
- Calefacción;
- Comida, agua a su alcance.
Ahí fue cuando una hermosa canción nos acompañó y la hicimos su canción
“Fuerte te ves, pequeño estas,
quiero abrazarte te protegeré,
esta fusión es irrompible,
no llores más aquí estoy
En mi corazón,
tu vivirás,
desde hoy será
y para siempre amor.”
En Mi Corazón Estarás – Phil Collins
Phill Collins sabía lo que era el amor incondicional cuando escribió “en mi corazón estarás”
Durante esta semana siempre tomé decisiones con muchísima duda, preguntándome ¿cuánto estará sufriendo Piky?, ¿realmente estaré tomando una buena decisión?, ¿la estaría haciendo sufrir?, ¿y si ya es el momento de parar o aún podrá mejorar?
Ese terrible límite entre continuar porque es lo que necesita o parar porque la estaba haciendo sufrir fue lo más complicado, decidí detenerme y optar por la terrible, pero en ese momento mejor opción de eutanasia.
Mi familia y yo preparamos todo para despedirnos de Piky, su veterinario llegó, nos explicó paso a paso el procedimiento, tendríamos que ver cómo a lo largo de 3 inyecciones mi bebé favorita se iría apagando hasta descansar. Piky se fue un 09 de julio de 2021 a las 10:46 pm, fue en mis brazos donde escuché por última vez su ronroneo, donde recargó sus patitas en mi cara como era su costumbre y moviendo su colita hasta el final, nos dijo adiós.
Hoy aun cierro los ojos y puedo imaginar su olor, aun llego a casa y espero verla en ese escalón maullando, o al dormir, aun deseo sentir su peso al pegar un brinco y acomodarse en mis pies para pasar la noche juntas.
Piky fue y será un ser sumamente importante en mi vida, vendrán más michis a mi vida como ahora lo están Cotton y Bellatrix, pero Piky siempre representará mi versión más valiente para despedirme de ella queriendo siguiera en mi vida por siempre, pero sabiendo que merecía estar mejor, amándola como nunca pensé querer a una mascota.
Y aunque a casi 2 años de distancia, hablar de ella aun duele, al escribir de ella vienen lágrimas a mis ojos siempre preferiré hablar de Piky para sentir su compañía, aunque sea mediante los recuerdos.
¿Qué me ayudó con este difícil proceso?¿Cómo podemos afrontar la pérdida de una mascota?
- Hacer a Edgar, veterinario, mi mejor aliado, preguntar, preguntar, preguntar hasta no tener dudas;
- Investigar en sitios confiables sobre su diagnóstico;
- Hacer muchos ajustes a mi economía para tener el presupuesto que se ocupaba, mi mascota contaba contigo para sentirse mejor;
- Con apoyo del veterinario, tuvimos un servicio funerario increíble. Hoy Piky está en una hermosa urna con una platita, esto venía acompañado de un poema muy emotivo, sus huellitas, foto y un costalito con mechones de ella, en esos días de bajón emocional, me reconforta mucho sentir que Piky sigue conmigo de una manera u otra;
- Durante los primeros días, la urna estuvo en un lugar muy visible, eso ayudó;
- Hablo con ella, aunque físicamente no se encuentra conmigo, cada rincón de la casa está impregnada con su esencia, incluso objetos como cojines, mantitas aún tienen rastro de ella;
- Guardé sus objetos personales hasta que me sentí lista, no había prisa, incluso, aún conservo algunas cosas;
- Me di el tiempo necesario para recibir en casa a un nuevo integrante, cada animalito merece tener sus momentos de amor humano, así que me tomé las cosas con calma;
- Me di el tiempo necesario y dejé de compararme con el proceso de otras personas;
- Bellas canciones, pinturas y otras obras de arte han nacido por el amor que se le tiene a las mascotas, así que intenté aventurarme, no tuve talento, pero me ayudó a sentir mejor;
- Nunca, pero nunca, he dejado de hablar de mi mascota, vive en mis recuerdos;
- Para mí fue muy reparador encontrar canciones que reflejaran lo que Piky significó en mi vida, así como películas que hablan sobre los duelos por mascota;
- Otro aspecto que me ayudó durante mi proceso fue acercarme a personas que habían pasado por lo mismo que yo, esa comunidad de amantes de los michis o lomitos que pueden entender perfecto como nos estamos sintiendo;
- Me alejé de la gente que creía no era razonable sentirme así por una mascota;
- Esta frase tomó mucho significado para mi después de Piky: “quienes se nos adelantaron en el camino nunca se han ido; les gusta esconderse en la música, en las calles, en los sueños, en los recuerdos” (@indie505)
Para finalizar, te recomiendo dos películas que ejemplifican perfecto el proceso de duelo por una mascota: La razón de estar contigo (2017) y Marley y yo (2009)
Estas líneas como siempre, las escribo y comparto con mucho cariño, esperando sean una guía para ti que estás pasando por un proceso similar, o si nunca lo has hecho, para sensibilizar sobre el amor hacia los lomitos, michis y demás mascotas, el amor tiene muchos matices y se manifiesta en diferentes formas, ninguna forma es menos importante que otra
Con cariño, Nayely…