Imagina que estás navegando por tus redes sociales y ves una foto adorable de un bebé comiendo su primer trozo de pastel de cumpleaños, con la cara manchada de glaseado y una expresión de pura felicidad. “¡Qué lindo!”, piensas, antes de seguir desplazándote para ver otros posts. Pero alguna vez te has detenido a pensar ¿quiénes son los responsables de publicar esas fotos y qué efectos podría tener esto en la vida del niño a medida que crece?
Bien, aquí es donde entra el término “sharenting”. Este es un juego de palabras que combina “compartir” y “paternidad/maternidad” (share + parenting), y se refiere a la práctica de los padres de compartir fotos, videos y otra información sobre sus hijos en las redes sociales. Algunas veces es inofensivo y divertido, como compartir una foto de un hito importante, como el primer día de escuela. Sin embargo, en otros casos, puede incluir la publicación de detalles muy personales que el niño podría no querer que se hagan públicos cuando sea más grande.
¿Quiénes son los principales actores en el sharenting?
Cuando hablamos de sharenting, es fácil centrarse solo en los padres, quienes son los que generalmente toman las fotos y las publican en redes sociales. Sin embargo, hay varios actores involucrados en este fenómeno, cada uno con un papel específico y a menudo complejo.
Padres y Cuidadores
Empecemos por los más obvios: los padres y cuidadores. Son ellos quienes toman la decisión de publicar fotos y actualizaciones sobre sus hijos en sus perfiles de redes sociales. Ya sea por orgullo, para compartir momentos con familiares y amigos que viven lejos, o para documentar el crecimiento de sus hijos, los padres son generalmente los que inician el acto de sharenting.
Los niños
Los niños son, en muchos casos, los protagonistas involuntarios del sharenting. No tienen mucho control sobre qué fotos o detalles se comparten sobre ellos. A medida que crecen, es posible que tengan opiniones más firmes sobre lo que se comparte y podrían querer tener algún control sobre su propia imagen digital.
Familiares y amigos
Los familiares y amigos también juegan un rol. Algunas veces, son ellos quienes comparten las fotos o actualizaciones que los padres han publicado, ampliando así la audiencia y potencialmente exponiendo a los niños a más riesgos. Además, pueden añadir presión social, consciente o inconscientemente, para que los padres compartan más, al dar “me gusta” o comentar de forma entusiasta las publicaciones.
Redes sociales y plataformas de medios
Empresas como Facebook, Instagram y Twitter proporcionan la plataforma donde ocurre el sharenting. Tienen sus propias políticas de privacidad y algoritmos que determinan quién ve qué, y pueden recopilar datos basados en lo que se publica. Estas plataformas a menudo se benefician del contenido generado por los usuarios, incluidas las fotos de niños, para mantener a la gente conectada y comprometida.
Empresas de datos y anunciantes
Finalmente, no podemos olvidarnos de las empresas que recopilan y analizan datos. Muchas de estas organizaciones recolectan información a partir de las actividades en línea para crear perfiles para fines publicitarios. En el caso del sharenting, estos perfiles pueden empezar a formarse incluso antes de que los niños sean lo suficientemente mayores para usar las redes sociales por sí mismos.
Como puedes ver, el sharenting es un fenómeno multifacético con muchos actores involucrados, cada uno con su propio conjunto de intereses y preocupaciones. Comprender estos roles es un primer paso esencial para abordar los desafíos éticos y prácticos que plantea el sharenting.
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¿Cómo afecta el sharenting a los involucrados?
El sharenting es un fenómeno que, aunque parece sencillo en la superficie, tiene ramificaciones profundas y a menudo complicadas para todos los involucrados. Aquí exploraremos en detalle cómo esta práctica puede afectar a los padres, niños, familiares, y hasta a las plataformas en las que se realiza.
Privacidad Comprometida
La privacidad es probablemente la mayor preocupación en lo que respecta a los niños. Desde muy pequeños, se están creando archivos digitales sobre ellos que pueden ser difíciles de eliminar más tarde en la vida. Imagina descubrir que hay docenas o incluso cientos de fotos tuyas circulando en línea desde que eras un bebé, incluidas algunas que podrías encontrar vergonzosas o demasiado personales.
Desarrollo de la Identidad
Para los niños más grandes, el sharenting puede complicar el proceso de formar su propia identidad. Pueden sentir que la forma en que se les representa en línea por sus padres no concuerda con quiénes sienten que son o quieren ser.
Explotación y Abuso
Una de las preocupaciones más serias y alarmantes es que las fotos y la información compartida pueden caer en manos equivocadas, incluidas personas con intenciones de abuso infantil. La disponibilidad de imágenes de niños en el espacio público digital facilita la labor de individuos malintencionados, poniendo la seguridad de los niños en serio riesgo.
Bullying y Humillación
Lo que para los adultos podría parecer una foto adorable o chistosa, como una foto del niño en una bañera o haciendo una travesura, podría convertirse en material para el acoso o el bullying cuando el niño crece. Los compañeros podrían utilizar estas imágenes para avergonzar o humillar al niño en la escuela o en otros entornos sociales.
El sharenting no es una práctica sin consecuencias. Tanto los niños como los padres y otros actores pueden verse profundamente afectados por esta práctica, tanto de manera positiva como negativa. Si bien compartir la experiencia de la paternidad con una comunidad más amplia puede ser gratificante y ofrecer un valioso sistema de apoyo, es crucial sopesar estos beneficios contra los riesgos y desafíos muy reales que el sharenting puede presentar. Desde problemas de privacidad y desarrollo de la identidad para los niños hasta cuestiones éticas y potencialmente legales para los padres, es un tema que merece nuestra atención y reflexión cuidadosas.
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Pero entonces, ¿qué hago para compartir sin caer en el sharenting?
En la era digital, la tentación de compartir cada momento adorable o significativo de la vida de nuestros hijos es grande. Sin embargo, como hemos discutido, el sharenting conlleva riesgos que pueden afectar la privacidad y el bienestar de nuestros hijos. Entonces, ¿es posible compartir de manera segura y responsable? La respuesta es sí, pero requiere una planificación y consideración cuidadosas. A continuación, ofrecemos algunas pautas para hacerlo:
Pregúntate: ¿Es necesario compartirlo?
Antes de publicar cualquier información o foto de tu hijo, hazte esta simple pregunta. ¿Aporta algo positivo a tu vida o a la de otros? ¿Tu hijo estaría de acuerdo con que lo compartieras si pudiera entender las implicaciones? Si la respuesta es no, quizás quieras reconsiderarlo.
Limita la audiencia
Si decides compartir, asegúrate de conocer a tu audiencia. Muchas plataformas de redes sociales ofrecen opciones para limitar quién puede ver tus publicaciones. Utiliza estas configuraciones para asegurarte de que solo las personas en las que confías tengan acceso a las fotos o información que compartes.
Hazlo anónimo
Si sientes la necesidad de compartir logros o preocupaciones sobre la crianza de los hijos pero quieres evitar exponer la identidad de tu hijo, considera hacerlo de forma anónima. Puedes compartir la historia sin utilizar nombres o fotos que identifiquen a tu hijo.
Conversa con tus hijos
Si tus hijos son lo suficientemente mayores como para entender, habla con ellos sobre lo que piensas compartir antes de hacerlo. Esto les da una sensación de agencia sobre su propia imagen y privacidad.
Evita compartir información sensible
Hay ciertas cosas que nunca deberían ser compartidas en línea, como la ubicación de tu hijo, nombres de escuelas o amigos, o cualquier otro dato que pueda ser utilizado de manera indebida.
Revisa las políticas de la plataforma
Antes de publicar, familiarízate con las políticas de privacidad de la plataforma que estás utilizando. Algunas plataformas retienen los derechos sobre las fotos y la información que publicas, lo cual podría resultar en que estas se utilicen de formas que no habías anticipado.
Informa a familiares y amigos
Asegúrate de que las personas cercanas a ti también entienden la importancia de compartir de manera segura y responsable. Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil; si un familiar bien intencionado comparte una foto que tú habías configurado como privada, los riesgos resurgen.
Compartir los momentos especiales de la vida de tu hijo en línea no tiene que ser inherentemente malo o peligroso, pero como padres, es nuestra responsabilidad garantizar que estamos haciendo lo mejor para proteger la privacidad y seguridad de nuestros hijos. Al seguir estas pautas, puedes encontrar un equilibrio que permita tanto la conexión como la protección.
En conclusión sobre el sharenting
Vivimos en un mundo digitalmente conectado donde compartir es la norma. Desde fotos de nuestras vacaciones hasta actualizaciones de estado sobre nuestra salud mental, las redes sociales se han convertido en un diario público que documenta nuestras vidas en tiempo real. Pero cuando se trata de nuestros hijos, la práctica del sharenting nos plantea una serie de consideraciones éticas, emocionales y de seguridad que no podemos ignorar.
Hemos explorado las diversas aristas de este fenómeno, desde entender qué es el sharenting y por qué es relevante, hasta identificar a los principales actores involucrados y cómo afecta a cada uno. Además, proporcionamos pautas para practicar un sharenting más seguro y responsable, con el objetivo de proteger a nuestros hijos mientras navegamos en este mundo digital.
Lo más importante es que, como padres y cuidadores, debemos ser conscientes de la huella digital que estamos creando para nuestros hijos. Al hacerlo, no solo estamos respetando su privacidad y su derecho a crear su propia identidad en línea, sino que también estamos sentando las bases para un diálogo abierto y educativo sobre seguridad en Internet y responsabilidad digital.
Es vital que continuemos educándonos y adaptándonos en esta área, ya que la tecnología sigue avanzando a un ritmo acelerado. Lo que compartimos hoy podría tener implicaciones que duran toda una vida, lo que hace que la prudencia y la reflexión sean más cruciales que nunca.
En definitiva, el sharenting no es inherentemente malo; como muchas cosas en la vida, lo que cuenta es cómo lo hacemos. Al abordar esta práctica con la seriedad y el cuidado que merece, podemos encontrar un equilibrio que honre tanto nuestro deseo de compartir los momentos especiales como el derecho de nuestros hijos a la privacidad y la seguridad. Y en ese equilibrio, encontramos un modelo de comportamiento en línea que, esperamos, nuestros hijos algún día emularán.