La Sirenita: ¿Por qué es racismo que creas que Halle Bailey no debería interpretarla?

Te explicamos por qué es racismo que afirmes que ‘La Sirenita’ no debería ser interpretada por Halle Bailey.
Por qué es racismo decir que Halle Bailey no debería interpretar a la sirenita.

En la reciente polémica generada por la elección de Halle Bailey como Ariel en la adaptación Live Action de “La Sirenita”, queda al descubierto un patrón sistemático de discriminación racial. La reacción negativa hacia esta elección refleja el racismo internalizado presente en nuestra sociedad, donde ciertos estándares de belleza son considerados como la norma en los medios de comunicación y la cultura popular.

La doble moral de la representación en los medios

La elección de actores blancos o aquellos que se ajustan al estereotipo de belleza establecido para interpretar personajes ficticios revela una doble moral profundamente arraigada en la industria del entretenimiento. Mientras que la elección de estos actores rara vez es cuestionada y se les otorga un pase automático, la controversia estalla cuando se trata de una persona negra rompiendo con el estereotipo preconcebido.

Esta doble moral expone el racismo internalizado que prevalece en nuestra sociedad. Nos han enseñado a creer que solo ciertos estándares de belleza merecen ser representados en los medios de comunicación y en la cultura popular. Las personas blancas son consideradas como la norma, mientras que las personas de color, especialmente las personas negras, son relegadas a roles estereotipados o simplemente excluidas.

La discriminación en la representación mediática no solo perpetúa la desigualdad y la exclusión, sino que también tiene un impacto perjudicial en la autoestima y la identidad de las personas de color. Al no ver reflejadas sus experiencias y apariencias en los medios, se sienten marginadas y no valoradas, lo que contribuye a una sensación de no encajar en la sociedad.

La Sirenita no ha sido el único ejemplo de racismo en el pasado.

La falta de diversidad y representación equitativa en la industria del entretenimiento es un fenómeno arraigado en la historia. A lo largo de los años, hemos sido testigos de numerosos casos en los que la representación selectiva ha prevalecido, privilegiando a actores que se ajustan a ciertos estándares de belleza preconcebidos y excluyendo a aquellos que no encajan en estos moldes restrictivos.

Un ejemplo de esto es el personaje de Tigrilla en la película de Peter Pan, interpretada por Rooney Mara. A pesar de que Tigrilla es descrita como un personaje nativo americano en la historia original, su representación en la película fue asignada a una actriz blanca. Esta elección generó críticas y descontento, ya que se perdía la oportunidad de dar visibilidad y representación a actrices de ascendencia nativa americana.

Tigrilla de Peter Pan es una elección racista

Otro ejemplo es el caso del Doctor Eggman en la película de Sonic, donde el personaje fue interpretado por Jim Carrey, un actor blanco, delgado y atractivo, a pesar de que el personaje originalmente es de ascendencia japonesa y de cuerpo gordo. Esta representación selectiva no provocó reacciones negativas, aunque se perdía la oportunidad de dar voz a actores de origen asiático y se perpetuaba el patrón de privilegiar a actores blancos en roles no correspondientes.

Doctor Eggman interpretado por Jim Carrey es una elección racista.

Incluso en el caso de Aquaman, interpretado por Jason Momoa, podemos ver cómo las características físicas del personaje original se alejan considerablemente de la versión presentada en la película. A pesar de esto, la elección de Momoa no generó la misma polémica y cuestionamientos que otras representaciones selectivas, revelando una vez más la preferencia por mantener ciertos estándares de belleza.

aquaman y jason momoan no se parecen a la version original | Casi Creativos

Estos ejemplos son solo una pequeña muestra de cómo la representación selectiva ha persistido en la industria del entretenimiento. A través de estas elecciones, se refuerzan los estereotipos y se limitan las oportunidades para actores de diferentes orígenes étnicos y culturales. Y definitivamente, queda demostrado que a la gente únicamente le incomoda una representación distinta cuando esta no se ajusta a los estándares de belleza socialmente aceptados, pero si no es así, no pasa nada, se pasa por alto.

bann | Casi Creativos

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Pero y entonces, ¿qué tenemos que hacer para acabar con este racismo?

Es hora de romper con las barreras del racismo internalizado y trabajar hacia la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. Para lograr esto, es necesario abordar y desafiar los prejuicios arraigados en nuestra cultura y en la industria del entretenimiento.

En primer lugar, debemos reconocer y confrontar nuestro propio racismo internalizado. Es importante cuestionar nuestras propias creencias y actitudes, y estar dispuestos a desaprender los estereotipos y prejuicios que nos han sido inculcados. Esto implica educarnos sobre la diversidad, escuchar y aprender de las experiencias de las personas de color, y estar dispuestos a cambiar nuestras perspectivas y comportamientos.

En segundo lugar, es fundamental exigir cambios en la industria del entretenimiento. Debemos presionar a los estudios, productores y directores para que adopten políticas de diversidad e inclusión en la selección de actores y en la representación de personajes. Esto significa dar oportunidades a actores de diferentes orígenes étnicos y culturales, y evitar la apropiación cultural y la representación estereotipada.

Además, es esencial apoyar y promover el trabajo de artistas y creadores de color. Debemos valorar y celebrar la diversidad de voces en la industria del entretenimiento, apoyando películas, series y proyectos que cuenten historias auténticas y representativas de diferentes comunidades.

Asimismo, debemos fomentar una educación antirracista en nuestras comunidades y en nuestras instituciones. Esto implica incluir en los programas educativos la historia y las contribuciones de las comunidades de color, así como fomentar el respeto y la apreciación de todas las culturas.

Finalmente, es importante utilizar nuestras plataformas y nuestra voz para abogar por la igualdad y la justicia. Podemos participar en conversaciones, compartir información relevante en nuestras redes sociales y apoyar a organizaciones y movimientos que luchan contra el racismo y promueven la inclusión.

Romper las barreras del racismo internalizado y construir una sociedad más justa es un trabajo colectivo y continuo. Requiere de la participación y el compromiso de todos nosotros para desafiar y cambiar las normas establecidas. Juntos, podemos construir un futuro en el que la representación equitativa y la diversidad sean la norma, y en el que todas las personas sean valoradas y respetadas, independientemente de su origen étnico o cultural.

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