Un hombre no cambia por amor

Un hombre no cambia por amor: lo que nadie te dice

“Un hombre no cambia por amor. ¿Alguna vez has escuchado la frase ‘El hombre cambia con la mujer correcta’?”

Quizá la oíste en el trabajo, en una película romántica o incluso en boca de tu abuelita, pero ¿qué tan cierta es?

A primera vista, suena como una promesa esperanzadora: solo tienes que ser lo suficientemente amorosa, servicial y comprensiva, y entonces serás “la indicada”, lista para ser la mujer capaz de despertar lo mejor en alguien, al punto de que incluso el hombre más agresivo querrá cambiar por ti.

Pero la realidad es que detrás de esa frase se esconde una verdad profundamente injusta e incluso peligrosa.

El mito de ser la mujer indicada.

Durante décadas muchas mujeres hemos crecido con la idea de ir moldeando nuestra identidad para un futuro; el futuro en donde finalmente nos elegirá un hombre que se quedará con nosotras para siempre, pero para que esto suceda, nos dicen, debemos pulir ciertas habilidades: ser pacientes, comprensivas, amorosas, siempre dispuestas a ceder… casi como si fuesen garantía de ese futuro soñado.

Y no acaba ahí, esta creencia lleva escondida una trampa peligrosa: entre más difícil sea el hombre que nos elija -inmaduro, mujeriego o hasta agresivo- y logras convertirlo en un buen hombre, mayor valor tendrás como mujer y más amor y agradecimiento merecerás por parte de él. Nos dicen que la gran recompensa de tolerar sus agresiones, será finalmente recibir de él su amor incondicional, te convertirás en “la indicada” y ahora sí, una vida llena de felicidad te espera ¿será?

Consecuencias de intentar cambiar por amor.

Lo que parece un relato salido de un cuento de hadas es de hecho una realidad bastante cruda. Coloca sobre las mujeres la responsabilidad de transformar a sus parejas, mientras exime a los hombres de asumir su propio desarrollo emocional y reconocer sus propias conductas dañinas.

El resultado es que cientos de mujeres y adolescentes quedan atrapadas en círculos de violencia que duran años e incluso décadas. Esta creencia sumerge a las mujeres en relaciones profundamente desiguales, donde ellas cargan con mucho más de lo que les corresponde: desde las labores domésticas y la crianza de los hijos, hasta el peso de sostener emocionalmente la relación.
Para cumplir con ese papel, muchas aprenden a silenciar sus propios sentimientos, ya sea para no abrumar a su pareja o porque han asumido que solo las emociones de él merecen atención.
Y si logran sostener todo ese equilibrio imposible, se ganan la etiqueta de buena novia o esposa.

Un hombre no cambia por amor mujer encerrada | Casi Creativos

Y no es exageración: la violencia de pareja contra la mujer sigue siendo un problema en México que trae consecuencias desde limitar el desarrollo, hasta infidelidad, golpes, violencia económica, psicológica, vicaria etc., y en algunos casos la muerte.

Tan solo en México según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016, el 43.9% de las mujeres de 15 años o más han sufrido violencia por parte de su pareja actual o última relación a lo largo de su vida.

Otros datos reveladores:

Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016, se reporta que el 49% de mujeres sufrieron violencia emocional, el 41.3% violencia sexual y el 34% violencia física a lo largo de su vida.

De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el número de llamadas de emergencia por violencia contra las mujeres pasó de 291,331 en 2021 a 339,451 en 2022, y cerró en 336,453 en 2023.

La ONU ha manifestado que el 35% de mujeres en todo el mundo ha sufrido violencia física o sexual por parte de su compañero sentimental.

Estos números muestran una verdad: la historia de muchas mujeres termina en actos de violencia hacia ellas por parte de su esposo, novio o algún hombre con quien sostengan un vínculo sexo afectivo.

Romantizando la espera y la promesa de cambio  

¿Y si es tan malo por qué se quedan allí? Aunque parece una pregunta sencilla de responder es mucho más profundo que eso, quienes repiten este mito sostienen que, si un hombre no cambia, es porque “ella no lo ama lo suficiente” o “no es la mujer adecuada”. Lo que parece un consejo romántico, en realidad justifica conductas dañinas, romantiza la espera y perpetúa desigualdades de género.

Y aquí es donde la promesa de cambio por parte de la pareja juega un papel importante, pues, como ya lo dijimos antes ¿Cuál es la pócima que lo convertirá en un caballero? Así es, qué tan “buena mujer” tenga a su lado, “Si eres lo bastante buena, lo bastante comprensiva, si aguantas lo suficiente… entonces él se transformará”

Como resultado, las mujeres se seguirán esmerando, tratarán de ser más cariñosas, más comprensivas, estarán más dispuestas a ceder a la presión de complacerlo sexualmente en todas sus peticiones, incluso si estas le incomodan, dejarán pasar golpes, humillaciones… para lograr aquella transformación que por fin pueda llevar armonía a sus vidas, spoiler, eso no pasará.

Como la sociedad aprueba la violencia de pareja

Esta creencia no sobrevive sola, la sostiene una sociedad que no actúa como red de apoyo para estas mujeres si no que la refuerza. Basta entrar a redes sociales para encontrar muchos discursos que romantizan la desigualdad y celebran a las mujeres que “logran cambiar a su hombre” como si eso le diera valor, identidad y sentido de vida.

Y no es casualidad ya que en los últimos años hemos vivido un resurgimiento de discursos conservadores que promueven e idealizan los roles de géneros rígidos.

Últimamente estos discursos han empezado a permear con más fuerza dentro de las mentes jóvenes y no tan jóvenes, debido a que no se hicieron presentes como tal, sino que vinieron disfrazados bajo nombres como: “Trad wife”, “Energía masculina y femenina” o “Red pill”, sonando en un principio bastante inofensivos sin embargo en esencia, no son más que los mismos discursos violentos de siempre.

Un hombre no cambia por amor

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El cambio no depende del amor.

El cambio real surge de un proceso interno: cuestionar sus creencias, reconocer sus patrones y asumir responsabilidad por sus acciones.

La personalidad y conducta de un hombre no se formaron contigo, son el resultado de años de aprendizaje, experiencias y mensajes que la sociedad le ha reforzado constantemente. Por eso, tú no eres parte de la fórmula que lo hizo así por lo tanto tampoco serás la fórmula que lo cambie.

Si él sigue teniendo a su alrededor un círculo cercano que justifica sus conductas, una sociedad que lo exime de culpa y mujeres dispuestas a “ser las elegidas”, difícilmente sentirá la necesidad de transformarse.

Hacia relaciones más sanas

A pesar de este panorama del que podemos ser testigos todos los días también es cierto que existen mujeres que ya no están dispuestas a sacrificar su bienestar por mantener relaciones desiguales. El amor no puede ni debe ser una herramienta para justificar actos de violencia y relaciones asimétricas.

Lo que necesitamos no son hombres que cambien por amor, sino hombres que asuman responsabilidad emocional, participen activamente en la relación y respeten la autonomía de sus parejas.

El único cambio real: el amor propio.

Seguir creyendo que un hombre cambia por amor no solo nos roba tiempo y energía: nos roba vida. Nos mantiene atrapadas en vínculos donde el amor se convierte en excusa para sostener abusos, inmadureces y violencias.

No es amor lo que transforma a alguien, es la voluntad propia y el compromiso real con cambiar, y esa decisión nunca está en nuestras manos.

El verdadero cambio que podemos elegir es dejar de sostener lo insostenible, reconocer nuestro valor sin condicionarlo a la aprobación de nadie más y apostar por el único amor que sí puede salvarnos: el amor propio.

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