La palabra “Ansiedad” es un tema muy común que en los últimos años ha tenido un gran auge en redes sociales y medios electrónicos. Regularmente la asociamos a sensaciones de desesperación, mareo, llanto incontrolable, en ocasiones miedo, pérdida de control, etc.
Entendamos que, en momentos cruciales, bajo ciertas presiones ambientales (fallecimiento de seres queridos, separaciones, romper con noviazgos, sentir nervios ante exámenes, etc.) es normal tener sensaciones ansiosas y muchas veces puede que no te encuentres con las personas apropiadas para acompañarte durante la crisis, por lo que lo ideal es que por medio de la práctica puedas generar herramientas que puedas utilizar en cuanto lo necesites.
Te presentamos algunas cosas que puedas hacer con las sensaciones ansiosas, recuerda, es normal que al principio no funcionen a la perfección, todo es cuestión de ponerlas en práctica.
- Busca un lugar despejado, un baño, tu habitación, un salón vacío.
- En caso de sensación de peligro: Acuéstate en el piso con las extremidades extendidas. Procura que las palmas de tus pies y manos toquen el suelo.
- De ser posible, cierra los ojos y cuenta en voz alta, aunque te cueste trabajo.
- Si no te sientes cómodo con los ojos cerrados, busca algo que contar, los agujeros en el techo o algún patrón en las paredes.
- En caso de desesperación: Acuéstate en el suelo, en posición fetal, aprieta tu cuerpo fuerte hasta que te canses y suelta. Repite cuantas veces sea necesario.
- Permítete llorar, gritar, gruñir, temblar.
- Mueve tus manos constantemente, toca tu cabello, tu cara, tu ropa, la pared, el suelo.
Una vez que tu cuerpo se sienta un poco mejor y quede sentimientos residuales, como intranquilidad:
- Moja tus manos y cara, si es posible date una ducha.
- Empieza a respirar permitiendo que tu cuerpo suspire en lugar de sólo exhalar (Haz el ruido del suspiro).